Ser padres no es nada fácil y se requiere de mucha responsabilidad para el cuidado de los hijos en cada una de sus etapas, sobre todo durante los primeros años de vida. Al cumplir un año, tu bebé ya debería sentarse sin apoyarse, disfrutar de los juegos aplaudiendo, si no lo hace, podría estar presentando ciertas señales de alerta en su desarrollo.
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Cada niña o niño es una persona única, es decir no desarrollan las mismas habilidades al mismo tiempo. Esta variabilidad obedece a varios factores como, el estilo de crianza, la estimulación recibida, tener hermanos, el ambiente donde vive y muchas otras circunstancias que impactarán en el desarrollo. cada uno presenta su propio ritmo de desarrollo individual, mostrando variantes que son normales de encontrar.
Un ejemplo de la variabilidad en las niñas o niños es la edad a la que adquieren la marcha independiente. Un porcentaje pequeño la alcanzan a los nueve meses, la gran mayoría al año tres meses y otro mínimo porcentaje, al año seis meses. Si no logra sostenerse por sí solo estando sentado o no señala cosas para mostrárselas a otras personas una vez alcanzado los 12 meses de vida, puede que necesite consultar a su pediatra o a un especialista para una evaluación en profundidad.
Por ello, es de vital importancia que tanto usted (mamá o papá) como los demás miembros de la familia o cuidadores se tomen el tiempo para observar cuidadosamente a los mismos de manera a detectar posibles señales de alarma en su desarrollo, las cuales se mencionan a continuación:
Un Año (12 meses):
• No puede permanecer de pie con ayuda.
• No busca las cosas que las ve esconder.
• No dice palabras sencillas como: “mamá, papá”.
• No aprender a realizar gestos como: saludar con la mano o mover la cabeza.
• No señala cosas para mostrárselas a otras personas.
• Pierde habilidades que había adquirido.
• No gatea.
Un año 6 meses (18 meses):
• No puede caminar
• No sabe para qué sirven las cosas familiares.
• No copia lo que hacen las demás personas.
• No aprende nuevas palabras.
• No sabe por lo menos 6 palabras.
• No se da cuenta ni parece importarle si la persona que le cuida se va a o regresa.
• Utiliza gestos en lugar de palabras para comunicarse.
• ausencia de juego imaginativo.
Para ayudarlo debes: Seguir alimentándolos con leche materna y una amplia variedad de alimentos. Señalar objetos, llamándolos por su nombre. Hablar y jugar con el frecuentemente. Ayudarlo a comer con cuchara o tomar líquidos con tazas o vasos.
Dos años:
• Pierde el equilibrio con frecuencia
• No usa frases de 2 palabras, (por ejemplo, “tomo leche”).
• No sabe qué hacer con cosas comunes como por ejemplo un cepillo, el teléfono, el tenedor, o la cuchara.
• No imita acciones, gestos o palabras.
• No extraña
• Posee un vocabulario expresivo inferior a 10 palabras
• Presenta comportamientos repetitivos
• Camina con las puntas de los pies
• Pierde el equilibrio con frecuencia
Para ayudarlo debes: Enseñarle a que evite objetos peligrosos. Elogiarlo cuando logre algo. No hablarle en un lenguaje infantil. Alentarlo a comer, pero sin obligarlo. Establecer normas simples y establecer expectativas razonables.
Tres años:
• Se cae mucho o tiene dificultades para subir y bajar escaleras.
• Posee un vocabulario expresivo inferior a 100 palabras.
• No entiende instrucciones sencillas.
• Babea o no se le entiende cuando habla.
• No usa oraciones para hablar.
• Repite expresiones verbales como un eco (ecolalia).
• No se le entiende la mayoría de cosas que dice.
• No comprende preguntas sencillas.
• No conoce su edad, su sexo o su nombre completo.
• No es capaz de contar hasta 3.
• No imita ni usa la imaginación en sus juegos.
• No presenta interés por jugar con otros niños ni con juguetes.
• No mira a las personas a los ojos.
• Pierde habilidades que había adquirido.
Para ayudarlo debes: Leer y mirar libros con él para que este hable sobre las imágenes. Ayudarlo a que aprenda a vestirse, lavarse las manos y utilizar el retrete. Darle de comer en su propio plato. Contarle historias y enseñarle rimas y canciones.
Cuatro años:
• No puede saltar en el mismo sitio.
• Tiene dificultades para hacer garabatos.
• No realiza juego imitativo ni muestra interés en los juegos interactivos o de imaginación.
• Ignora a otros niños o no responde a las personas que no son de la familia.
• No puede vestirse ni sabe ir al baño solo.
• No puede relatar su cuento favorito.
• No sigue instrucciones de 3 partes.
• No entiende lo que quieren decir “igual” y “diferente”.
• No usa correctamente las palabras “yo”, “tú”.
• Habla con poca claridad.
• No interviene en juegos grupales o imaginativos.
• Pierde habilidades que había adquirido.
Para ayudarlo debes: escucharlo y relacionarte con frecuencia con él. Si tartamudea, sugerirle que hable más lento. Alentarlo a que juegue y explore. Leerle y contarle historia.
Los servicios de Salud dependientes de la cartera sanitaria cuentan con espacios de atención integral a niñas y niños donde los padres pueden acudir para que los profesionales acompañen el crecimiento y desarrollo de sus hijos desde el nacimiento.
En este sentido, actualmente el Programa Desarrollo Infantil (PDIT) “Paraguay, Creciendo Juntos” cuenta con el Modelo de Atención Integral al Desarrollo Infantil Temprano (MAIDIT), el cual se encuentra en proceso de implementación en 10 departamentos del país: Capital, Central, Guairá, Concepción, Presidente Hayes, Caazapá, Alto Paraná, Itapúa, Caaguazú y San Pedro.
El MAIDIT se propone fortalecer los servicios de atención del primer nivel de atención, complementando la atención de salud y nutrición con medidas de prevención y promoción en DIT. Posteriormente a través del mismo se crearán servicios intermedios de diagnóstico de tratamiento de niños con retraso en su desarrollo y se fortalecerán los hospitales para la atención materno – infantil. El modelo supone el trabajo coordinado de los diversos niveles de atención de salud en la entrega de servicios en DIT.
El PDIT ejecutado por el Ministerio de Salud Pública a través de la Dirección de Salud Integral de la Niñez y la Adolescencia (DIRSINA) busca mejorar el desarrollo cognitivo, emocional y físico de los niños/as menores de 5 años, detectando precozmente trastornos en el desarrollo y facilitando el acceso oportuno a intervenciones para su tratamiento.