La alimentación se encuentra estrechamente ligada a la salud, influye en el rendimiento físico e intelectual, reduce la fatiga y eleva el nivel de bienestar, siempre y cuando se realice de forma equilibrada y oportuna.
Hacerlo a destiempo tiene consecuencias negativas para el organismo, por lo que no se recomienda saltarse el horario de las comidas. Este mal hábito motiva a darse atracones y por ende contribuir al aumento de peso. Esto ocurre principalmente con personas que se saltan el desayuno o el almuerzo y en compensación, al llegar a la casa realizan la conocida merien-cena, comen todo lo que no comieron durante el día, ingiriendo una importante cantidad de alimentos.
Tampoco se aconseja prolongar el tiempo de una ingesta y otra, picar entre comidas ni comer rápidamente. El proceso de absorción, digestión y metabolización se logra en el transcurso de los 30 minutos. Es el tiempo que se necesita para masticar y digerir correctamente los alimentos. Para lograr una excelente digestión es clave masticar correctamente cada bocado que se lleva a la boca y cargar de forma moderada el estómago.
Hay que tener en cuenta que, alimentarse bien no es sinónimo de comer más. El consumo de alimentos en exceso puede generar sobrepeso u obesidad, factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial y problemas cardiovasculares.
El cuerpo está preparado para absorber, metabolizar y digerir cierta cantidad de alimentos. Cuando esa cantidad supera los parámetros normales, automáticamente el exceso que no fue absorbido se aloja como reserva de grasa en las paredes del cuerpo, especialmente si se trata de hidratos de carbono y grasas, formándose de esta manera la pancita prominente y las cartucheras, muchas veces pese a referir una constitución física delgada.
Alimentarse en tiempo y forma contribuye a activar el metabolismo, y por ende a controlar el peso. Consumir 5 comidas al día es la aconsejable, cuidando siempre las porciones.