Una enfermería del “hablar, orientar y educar” ayuda a encarar la radioterapia, destacan desde el INCAN.
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La
Licenciada Gloria Bogarín, Enfermera Jefe del Departamento de Oncología
Radiante del Instituto Nacional del Cáncer (INCAN), retrata el trabajo de
enfermería en esta modalidad de tratamiento del cáncer cuyo objetivo es
modificar al tumor con radiación y puede ser empleada para el alivio del dolor
y el control de hemorragias.
“El
servicio de enfermería en radioterapia se basa en la atención integral al
paciente. Consideramos que aquí tenemos la parte más difícil del tratamiento
porque trabajamos con equipamiento de alta gama. A enfermería le toca hacer
mucho en la parte humana: hablar, orientar y educar al paciente y al familiar.
Tenemos diferentes grupos etarios de pacientes: niños adolescentes, adultos,
ancianos y a cada uno le hablamos y guiamos en un lenguaje distinto, acorde a
su edad”, describe la Bogarín, quien coordina a un equipo de cuatro enfermeras
y un enfermero bajo la conducción del Médico Jefe, Doctor Aldo Torres.
“Hacemos también la
asistencia de enfermería en consultorio con el médico para que el paciente
salga satisfecho de su consulta. Les clarificamos conceptos que no hayan
entendido, porque la terminología que rodea a la radioterapia es un poco
difícil. Por ejemplo: aquí hablamos de ´sesiones de tratamiento´ y cuando el
paciente va a quimioterapia se le habla de ´ciclos de tratamiento´. Esto
generalmente les crea confusión. Entonces aclaramos los pasos a seguir”, refiere.
La
radioterapia se aplica a tumores en cualquier parte del cuerpo. Las más comunes
son en pelvis por cáncer de cuello uterino –donde también se aplica la braquiterapia
de alta dosis-, dolencias como cáncer de mama, cabeza y cuello, tumores en
piernas ... La radioterapia también funciona para parar hemorragias; como
antalgia, para calmar el dolor; con los síndromes mediastinales, que son
urgencias y los pacientes tienen que ser tratados precozmente.
A
las enfermeras también les toca acompañar al paciente a lo largo de sus
sesiones. “Les vemos con una frecuencia
de mes a mes y medio. Actualmente, está tercerizado con un servicio privado. Y
en este contexto, hacemos la asistencia para el traslado. La enfermera recibe
aquí al paciente, hace su control, su profilaxis para ver cómo se siente,
porque la radioterapia no genera efectos colaterales pero la quimioterapia si
lo hace. Luego el médico radioterapeuta le controla los signos vitales y se lo
lleva al bus para su traslado al servicio privado. Eso mientras dure este
periodo de adaptación de nuestro nuevo acelerador lineal. Funciona pero todavía
no en un cien por ciento”, relata.
En
la braquiterapia, la enfermera es la que asiste al paciente desde el ingreso
–control de signos vitales, verificar si la paciente ha sido operada o no y
preparar la mesa con asepsia y antisepsia; una enfermera queda afuera del
bunker (habitación blindada) y la enfermera que trabaja adentro está protegida
con bota, gorro, tapabocas, guante; al momento de la aplicación sale y observa
desde el monitor hasta que termine la dosis que dura unos minutos. Luego,
acompaña el egreso del paciente del bunker.
¿Cuáles son las
cuestiones más importantes para la bioseguirdad del personal de enfermería que
trabaja en radioterapia?
El
personal de enfermería de radioterapia es considerado Trabajador
Ocupacionalmente Expuesto (TOE). “Si trabajamos en este servicio, es porque
conocemos de radiaciones –tiempo, distancia, optimización- . Sabemos cuándo y
cómo podemos estar o no cerca de una fuente radioactiva”, señala.