La aplicación de insecticida con aeronaves no sirve para el control del Aedes aegypti

Las áreas a cubrir son exclusivamente urbanas y con predios elevados, lo que impide la aplicación a alturas bajas para asegurar que el producto llegue a los mosquitos.
El vector se encuentra dentro de las viviendas, por tanto, la utilización de estos vehículos no está recomendada para el control de Dengue, Zika ni Chikungunya.
Además, por su toxicidad, requiere de estrictos cuidados, y su aplicación con aeronaves podría significar efectos negativos sobre la población y el ambiente.


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Las estrategias de Manejo Integrado de Vectores aplicadas para el combate al Aedes aegypti, vector del Dengue, Zika y Chikungunya, están orientadas hacia la reducción de la población del mosquito, manteniendo los niveles de infestación bajos, que impliquen un riesgo mínimo para la transmisión de estas enfermedades.

Esto se logra, fundamentalmente, trabajando a nivel comunitario para la reducción drástica de criaderos del vector, aplicando medidas de control físico o mecánico (remoción o eliminación de residuos sólidos inservibles, relleno de espacios que puedan acumular agua, disposición adecuada de recipientes, utilización de mallas protectoras o tapas, etc.), o con la aplicación de control químico de criaderos (larvicidas). Estas acciones deben ser continuas, permanentes y con el acompañamiento de la población, los municipios, Ministerio de Salud - SENEPA, y todas las instituciones involucradas en asegurar los servicios básicos de saneamiento ambiental (recolección de residuos, tratamiento adecuado de puntos estratégicos como gomerías, chatarrerías, cementerios, patios baldíos, etc.).

El Aedes aegypti presenta un comportamiento urbano y domiciliar, encontrándose casi exclusivamente dentro de los domicilios, donde busca protección a las condiciones climáticas adversas, y en donde dispone de un hábitat completo para el desarrollo de su ciclo vital (criaderos y alimentos). 

La fumigación espacial es un método de control vectorial indicado para cortar la transmisión viral en áreas bien delimitadas y en un periodo corto de tiempo, con los ciclos correspondientes a cada vector y cada producto en particular. Esta fumigación no es igual a la fumigación aérea realizada con avionetas, helicópteros o drones.

Para el control del Aedes aegypti, es indicada la aplicación con máquinas generadoras de aerosoles de volúmenes ultra bajos UBV, que aseguren que más del 80% de las gotas del insecticida aplicado sea del tamaño entre un rango de 15 a 25 micras. Ese tamaño garantiza la eficacia de la aplicación sobre este mosquito en particular. Las máquinas pueden ser montadas sobre vehículos todo terreno, de manera a acceder a áreas con dificultad de desplazamiento, y con las máquinas portátiles motomochilas, que son colocadas en la espalda de los rociadores, y con las cuales se pueden ingresar a las viviendas y a lugares de difícil acceso.

Para asegurar llegar a todos los puntos de aplicación, se recorre en forma de U y se cierra con una línea recta para dar el 100% de cobertura.

En conclusión, la aplicación de insecticidas con aeronaves no redunda en beneficio para el control de este vector en particular, considerando que:

1. Las áreas a cubrir son exclusivamente urbanas y con predios elevados, lo que impediría la aplicación a alturas bajas que puedan asegurar que el producto llegue a los mosquitos.

2. La velocidad de aplicación no sería óptima, ya que no se aseguraría la aplicación de la cantidad de ingrediente activo por hectárea necesario.

3. El Aedes aegypti no se encuentra en altas densidades en el extra ni en el peridomicilio, sino dentro de las viviendas, por tanto, la utilización de estos vehículos no está recomendada para el control de Dengue, Zika ni Chikungunya.

4. La estrategia actual de control vectorial implementada a través de la “EGI Vectores”, focaliza las acciones en la destrucción de criaderos y la utilización de insecticidas en casos puntuales de brotes activos. Debido a la resistencia detectada en los mosquitos a los piretroides, se ha optado desde el 2015 por la rotación a los productos organofosforados que, por su toxicidad, requiere mayores cuidados, por tanto, su aplicación con aeronaves podría significar efectos negativos sobre la población y el ambiente.