Favorece al aumento de peso, genera alteración de la presión arterial, incrementa los niveles de triglicérido y ácido úrico, y da lugar al hígado graso.
“Quien come con cordura, por su salud procura”, reza un refrán que enfatiza que los excesos alimentarios no son recomendables, puede generar desde malestares estomacales, sobrepeso, obesidad e incluso desarrollar diversas enfermedades. Cuando comemos de más, sobrecargamos el estómago y a raíz de esto el cuerpo se satura. Lo que en principio es beneficioso acaba siendo perjudicial. Sobre este punto, la Lic. Claralina Mendoza, nutricionista y tecnóloga de alimentos del Ministerio de Salud Pública, advierte que la ingesta exagerada de alimentos produce, además de exceso de peso, aumento de la presión arterial y del colesterol (triglicéridos) en sangre. Los niveles de ácido úrico e hígado graso se incrementan igualmente por el exceso alimentario. Para evitar comer en exceso, la profesional recomienda: No saltarse las comidas ni los horarios para comer. No desayunar o realizar largos ayunos durante el día, puede acarrear mayor consumo de alimentos al momento de comer. Distribuir la alimentación en por lo menos 5 comidas: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena. Acompañar preferentemente los platos con muchas verduras crudas y aprovechar las frutas de estación. Comer sin prisa. Masticar cada bocado varias veces facilita la digestión y nos ayuda a sentirnos satisfechos. Mantener la hidratación. Ingerir por lo menos 2 litros de agua por día. Disminuir el consumo de sal y el consumo exagerado de este mineral ocasiona un incremento de presión arterial y a su vez producir una lesión renal. Reducir la ingesta de alimentos grasientos. El consumo excesivo de alimentos con alto contenido de grasas saturadas contribuye al desarrollo de la hipertensión y la ocurrencia de problemas cardiovasculares.