Hombres y mujeres plasmaron en una planilla simbólica, el compromiso de cuidarse y acudir a la consulta. Las féminas, a realizarse la mamografía cada año y alentar a otras mujeres a hacer lo mismo. Fue durante un conversatorio realizado en el hospital Pediátrico.
Más de 150 personas participaron de un conversatorio con las trabajadoras sociales del Hospital Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. Las funcionarias notaron que muchos conocían los mensajes de cómo detectar tempranamente el cáncer de mama; sin embargo, confirmaron que aquellos conocimientos teóricos no tenían relación con las acciones tomadas. Ante las excusas expuestas del porqué no acuden a los servicios para la realización de estudios mamográficos, a las trabajadoras de salud se les ocurrió diseñar una planilla simbólica de compromiso con la vida y de lucha contra el cáncer de mama. La planilla consiste en que las mujeres dejen un compromiso escrito de amarse y cuidarse, de visitar al médico, de realizarse los estudios y, de mostrar con orgullo -durante las siguientes visitas al hospital- el comprobante de que las palabras se transformaron en acciones. Por su parte, los hombres que estamparon sus firmas en la planilla asumen como responsabilidad hacer que una mujer cercana –abuela, madre, tía, novia, esposa, amiga, sobrina, hija- acuda al hospital y cumpla con el control que garantice tranquilidad a todos los seres queridos. La Lic. Felicita Bert, Jefa de Servicio Social indicó que en los próximos meses podrán corroborar el éxito o fracaso de este plan que surge con la intención de hacer comprender que estas mujeres, siempre comprometidas con sus familiares, también necesitan de un tiempo para ellas, para sus controles rutinarios. Los conversatorios se realizan a diario y quienes participan reciben de obsequio un lazo rosa, para portar en el pecho y, una estampa con datos referentes a los servicios dependientes del MSP que cuentan con mamógrafos. Él también firmó Don Mereles recorre 70 km todos los meses, desde Quiindy hasta el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, para retirar los medicamentos que su hijo necesita. Mientras aguardaba ser llamado –junto a otras personas que iban por lo mismo- por las asistentes sociales, escuchó la charla sobre el cáncer de mama. Dejó de lado, por un momento, las ansias que tenía de retirar los medicamentos para volver de inmediato a su ciudad; sabía que el camino era largo y agotador, pero después de lo que había oído, él también quería estampar su firma, asumir un compromiso. Sonriente, portaba su lazo rosado en el pecho; seguro, firmó el compromiso de llevar el mensaje a todas las mujeres conocidas.