La “Leishma” no se trasmite de animal a humano, sino por medio de un mosquito

Tener un perro o un gato con la enfermedad no equivale a que la persona pueda padecer esta mal. Sin embargo, la existencia de un vector, tal como lo es el flebótomo, implica un riesgo de transmisión de la enfermedad. Por recomendación de la OPS, se debería proceder al sacrificio del animal.



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La leishmaniasis se transmite por la picadura de flebótomos hembra infectados. Su epidemiología depende de las características de la especie del parásito, las características ecológicas locales de los lugares donde se transmite, la exposición previa y actual de la población humana al parásito y las pautas de comportamiento humano.

El ciclo biológico de la Leishmaniasis es di genético, es decir, se produce con la interacción de dos genes, lo que significa que parte del mismo se desarrolla en un hospedador vertebrado (perro o animales silvestres) y otra parte en un hospedador invertebrado (insecto), el cual previamente ha ingerido sangre de un reservorio infectado con los parásitos.

Los parásitos ingeridos junto con la sangre se encuentran en su forma infectiva dentro del tubo digestivo del vector en donde se multiplican a los pocos días para posteriormente migrar a la trompa del insecto de manera a ser contagiados a través de la picadura. Una vez que estos microorganismos son introducidos por el insecto en la piel de una persona sana, inmediatamente son captados por los macrófagos (células del sistema inmunitario), dentro de los cuales se multiplican hasta que estas células se destruyen, posterior a ello salen a colonizar a nuevos macrófagos. Este ciclo dura de cuatro a veinte días.

En las personas, la leishmaniasis visceral afecta al bazo, hígado, médula ósea y otros órganos. Los síntomas que produce son fiebre prolongada, aumento de tamaño del abdomen, pérdida de apetito, disminución de peso, tos seca, diarrea y vómitos, entre otros.

La prevención y el control de la leishmaniasis requieren una combinación de estrategias de intervención, ya que la transmisión se produce en un sistema biológico complejo que engloba el huésped humano, el parásito, el flebótomo vector, y, en algunos casos, un reservorio animal.