En condiciones normales, nuestros oídos están protegidos de agresiones externas por una capa de cerumen, producido en las glándulas del conducto auditivo, inicia diciendo el Dr. Daniel Bautista Rolon de la USF Ytororo de Ñeembucú al ser consultado acerca de la correcta higiene de los oídos.
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En visitas domiciliarias establecidas desde la unidad de salud, el Dr. Rolón realiza lavado de oídos a pacientes encamados o que no pueden acercarse hasta el servicio. Así aprovecha la ocasión y les indica la correcta forma de higiene para evitar acumulación de cera.
El profesional señala también que en muchas ocasiones, la manipulación de hisopos o cotonetes u otros objetos para la limpieza del oído puede llevar a una impactación de la cera sobre el tímpano, lo que suele ocasionar pérdida de audición o infecciones del oído.
La existencia de cerumen en cantidades normales es útil como protección del oído y la ausencia de esta puede provocar picazón y oídos secos, refiere.
La mayoría de las veces el propio oído tiene mecanismos de limpieza, que consiste en una lenta migración de los restos de piel descamada y de la cera hacia el exterior, por tanto, bajo circunstancias ideales, no deberíamos limpiarnos los oídos.
Sin embargo, cuando la cera se acumula en gran cantidad, bloquea el conducto y produce dolor y/o pérdida de audición. Entonces el médico debe extraerla lavando el oído. Previamente se pueden prescribir gotas o aerosoles para ablandar la cera. Además debemos asegurarnos de que no existan daños estructurales en los oídos entre otras contraindicaciones para la realización del procedimiento
Los procedimientos deben ser realizados por profesionales, con guía de elementos de observación como otoscopios, de preferencia profesionales entrenados para evitar daños al oído.