La práctica debe realizarse de manera regular, al menos 30 minutos diarios, sumando 150 minutos semanales.Se recomienda combinar ejercicios aeróbicos (caminar o deportes) con ejercicios de fuerza (pesas, gomas elásticas) para tonificar.Mantener la hidratación.
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Adoptar un estilo de vida activo es el mejor seguro de vida, además de mantener la salud de los riñones, contribuir a controlar factores de riesgo que amenazan la salud, como la hipertensión arterial, la glicemia y el colesterol elevados, revela la doctora Mirta Ortiz, de la Unidad de Actividad Física dependiente de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles. Enfatiza que, la práctica de ejercicios fortalece el corazón, así como la estructura musculoesquelética y ósea, ayuda al control del peso corporal y el estrés diario, y sostiene el equilibrio emocional.
La principal causa de mortalidad en pacientes con hemodiálisis es de origen cardiovascular. Según explica la doctora Ortíz, el ejercicio físico moderado ha demostrado mejorar la calidad de vida, reduciendo el riesgo cardiovascular global de la población que lo practica, además de adicionar aspectos sociales y psicológicos muy valiosos que realmente les potencia sus ganas de seguir viviendo con más optimismo para enfrentarse a las limitaciones y los tratamientos que exige la enfermedad.
Como nuevas experiencias exitosas se insiste en incluir programas de ejercicios intra-dialiticos durante las sesiones de diálisis; incide en el área fisiológica del paciente y potencia las áreas psicológica y social, debido que al realizar actividades grupales mejoran las relaciones sociales y la calidad de vida, disminuyendo síntomas de depresión.
Las personas trasplantadas del riñón constituyen otro grupo beneficiado con la practica regular de actividad física y el que no lo realiza tiene más posibilidades de perder el órgano y volver a la diálisis.
Para preservar la salud renal:
Elegir la modalidad de ejercicio físico de su preferencia, que sea de leve a moderada intensidad.
La práctica debe realizarse de manera regular, al menos 30 minutos diarios, sumando 150 minutos semanales.
Se aconseja llevar a cabo ejercicios aeróbicos en mayor proporción, agregando los de fuerza y flexibilidad, de 2 a 3 veces a la semana.
Lo ideal es combinar un ejercicio aeróbico (caminar, andar en bici (estático o de paseo), nadar, bailar, jugar un deporte de raqueta), y como ejercicio de fuerza o tonificación utilizar pesas (no más de 1kg), gomas elásticas, pelotas de goma, espuma, realizando poca resistencia, pero si muchas repeticiones para lograr un buen tono muscular sin llegar a la fatiga.
Recomendaciones para antes, durante y después del ejercicio
Antes de comenzar una sesión de ejercicios, es regla de oro contar con un chequeo médico.
En caso que, durante la práctica de actividad física aparezca algún trastorno como fiebre, dolor articular o cansancio muscular excesivo, se sugiere suspender la práctica y volver a consulta médica.
Detener el ejercicio si presenta sofocación o calambres en las piernas, de repente sentimos latidos cardiacos irregulares o una molestia en el tórax, malestar digestivo, como nauseas o vómitos.
Mantener la hidratación corporal antes, durante y después de una sesión de ejercicios físicos. Para ello se recomienda ingerir agua cada 15 minutos en pequeños sorbos, por lo menos unos 2 litros diarios. En el caso de los niños o embarazadas reforzar el volumen de agua a beber.
Cifra de enfermos renales
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Nefrología, en los últimos años, la cantidad de pacientes con diálisis crónica registró un incremento de más de 130% (de 815 en 2010 a 1982 en el 2018) y las causas más frecuentes de patologías renales están representadas por la nefropatía diabética (34,17%), por etiología desconocida (19,39%) y en tercer lugar se ubica la hipertensión arterial (12,8%) sumando las tres causas 66,36%, es decir las dos terceras partes del total.