Un esposo, padre, amigo y servidor público comparte su experiencia, extrayendo muestras en el LCSP, entre ellas, la del nuevo coronavirus COVID-19, a días de retomar de un reposo por Dengue.
Víctor Gustavo Alfonso Rivero, Técnico superior en laboratorio clínico, pasa 12 horas al día realizando funciones en torno a su especialidad, entregándose por completo a su institución y a los pacientes. Su jornada se inicia en el departamento de toma de muestras, extrayendo sangre; seguidamente, en el departamento de inmunología y, por último, en el departamento de tuberculosis, procesando muestras en el Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3. Víctor comentó que la motivación de todas sus mañanas es su hija y, en el trabajo, servirle a los pacientes. Expresó que lo más difícil de su labor es estar frente a enfermedades desconocidas. “Das la vida. Existen riesgos, pero así ayudás a la gente”. Resaltó además que, para él, la mejor satisfacción en el trabajo es “que te digan gracias”. En cuanto a su experiencia extrayendo la muestra para confirmar o descartar el nuevo coronavirus COVID-19, relató que, tras retomar sus funciones después de un reposo por Dengue, él realizó la toma de muestras. “La persona a la que le tomé la muestra me dijo <gracias mi hijo por venir, sé que es difícil venir junto a mí, todos me tienen miedo y vos viniste>. “Todos tenemos miedo, pero tengo valor y apoyo de mi familia, mi señora me da ánimos y me dice: tomando esa muestra salvamos a la gente, vamos a saber si tiene o no tiene la enfermedad”, comentó Víctor, quien asegura que, ante este tipo de situaciones, lleva en alto lo aprendido, utiliza siempre los equipos de protección, “saca valor y se mete de lleno en todo lo que hace”. “Siempre rezo para estar bien, por mi familia y para seguir ayudando a las personas. De algún modo tengo que pagarle a toda la gente que me ayudó para ser lo que soy, a través de mi trabajo con los pacientes. Mi consejo a mis compañeros de trabajo, colegas y amigos es que no piensen solo en la retribución económica, hay que servir por amor, pensar en el paciente, en cómo se siente el paciente y el agradecimiento de ellos es lo mejor que hay, es lo que más te llega al corazón”, puntualizó Rivero. Víctor Alfonso Rivero inició en el 2008 como pasante en el Laboratorio Central de Salud Pública y quedó como voluntario en el 2009. Ese año, recibió una capacitación para la toma de muestras del H1N1 y así incursionó en el área de Vigilancia. En diciembre de ese mismo año, fue contratado por el MSP. Su sueño es alguna vez seguir la carrera de Bioquímica e integrar el grupo de respuesta rápida de la DGVS, según expuso.