COVID-19: ¿Por qué evitar la movilidad y las aglomeraciones?

La recomendación del distanciamiento social busca reducir el riesgo de contagio e impedir que las infecciones ocurran de modo masivo.
La medida de suspender actividades por 15 días no es sinónimo de vacaciones. La recomendación es mantenerse en la casa.


La decisión del Gobierno Nacional de suspender por 15 días todos los eventos públicos o privados de concurrencia masiva como: conciertos, prácticas deportivas, reuniones religiosas, actividades en lugares cerrados que incluyen a instituciones educativas, cines, teatros y convenciones, es a los efectos de reducir el riesgo de contagio del COVID-19 e impedir que las infecciones ocurran de modo masivo y, aunque se produzcan los contagios, lo hagan de un modo gradual, fundamentalmente para no colapsar los servicios de salud.

Lo realmente importante es que los pacientes que desarrollen cuadros graves puedan ser atendidos de manera oportuna. Esto se favorece si los servicios de urgencias no quedan desbordados por un gran número de consultas en un espacio reducido de tiempo. 

Las medidas encaminadas a reducir la movilidad y las aglomeraciones son efectivas en retrasar la propagación de la enfermedad.

Entre esas acciones se encuentra el cierre de guarderías, escuelas, colegios y universidades. Se trata de una medida drástica, pero evita la aglomeración y convivencia estrecha de los estudiantes. También se cancelan los eventos que reúnen multitudes, como espectáculos, competiciones deportivas y conferencias.

Como regla general, se debe evitar las reuniones en espacios cerrados con más de 10 personas. 

Grupos de riesgo

A pesar de que el COVID-19 produce en la mayoría de infectados un cuadro leve, que no dura más de una semana, hay varios grupos de población en los que puede derivar en una neumonía grave. Estos grupos incluyen a:

Personas adultas mayores.

Personas con enfermedades crónicas, como diabetes, bronquitis crónica, infarto de miocardio, cirrosis, etc.

Personas con cáncer.

Pacientes que toman medicación inmunosupresora, como los trasplantados, corticoides o fármacos biológicos para la artritis reumatoide, psoriasis, esclerosis múltiple, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.

Embarazadas.