‘Parkinson en 2020. ¿Avanzamos?’, la enfermedad en Paraguay

La enfermedad de Parkinson es neurodegenerativa y está en segundo lugar después de la enfermedad de Alzheimer. Se caracteriza por temblor de las extremidades en reposo, rigidez, lentitud en los movimientos, cambios en la expresión facial, posturales, cambios de la voz o y problemas para deglutir.

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La enfermedad de Parkinson forma parte de los llamados trastornos del movimiento y cabe resaltar que no todo temblor se debe a la Enfermedad de Parkinson.

¿Existe alguna forma de prevenir? 

Como se trata de una enfermedad neurodegenerativa no se puede prevenir pero sí se puede trabajar sobre el avance de los síntomas. Se debe prestar mucha atención a las personas sedentarias, con poca actividad física y a aquellos con déficit cognitivo leve, refirió la Dra. Alicia Benítez, Médica neuróloga del Hospital Distrital de Lambaré. 

Asimismo el Dr. Carlos Cañete, neurólogo con consultorio en Hospital distrital Mariano Roque 

Alonso añade que controlando la hipertensión la diabetes los trastornos metabólicos como colesterol y ácido úrico altos. Así como la depresión pueden precaver la aparición de esta enfermedad. 

¿A qué edad suelen aparecer síntomas? 

 La franja etaria apunta a pacientes por encima de 50 años con un inicio insidioso, no precisamente temblores. A veces solo aparece la rigidez muscular en forma unilateral, es decir a un lado del cuerpo.

Entre los 45 y 60 años se suele manifestar pero al elevarse la edad hay más probabilidades de presentar esta enfermedad. Se registra que el 1% de las personas con 60 años de edad pueden tener esta patología. En muchos casos, los 60 años es considerada “edad de riesgo”. 

En Paraguay como promedio, según el manejo de la especialidad de neurología, existen uno 45.000 parkibsonianos, señala Cañete, quien también fue secretario de la Sociedad Paraguaya de Neurología.

Un síntoma inicial de esta enfermedad, que a veces pasa desapercibido, es la alteración del olfato, por afectación del sistema olfatorio.

Detección 

Se realizan estudios clínicos y anatomopatológicos para la detección de esta enfermedad, es decir, el diagnóstico es clínico según la historia del paciente y un examen físico. 

Fundamentalmente en el examen físico se pueden observar que la enfermedad tiene un inicio asimétrico, o sea, afecta primero a una mitad del cuerpo, esto permite diferenciarla de otros trastornos del movimiento.

No obstante, siempre son efectuados estudios completos, de rutina, metabólicos, de imágenes, encefálicas, de perfil tiroideo, etc. Todo esto para establecer el diagnóstico diferencial, explica la Dra. Alicia Benítez. 

Tratamiento

La enfermedad se trata, en sus inicios, con fármacos que bloquean el metabolismo de la dopamina y hacen que este neurotransmisor-tan escaso en esta enfermedad- prolongue su actividad.

Posteriormente, según la evolución de los síntomas se puede reponer la dopamina mediante la combinación del fármaco Levodopa-Carbidopa asociándolo al anterior.

Novedades 

En este punto la neuróloga que atiende en el Hospital de Lambaré refiere que en cuanto a novedades: “estamos en la era de los anticuerpos monoclonales, algunos de los cuales se hallan en fase II (dos) de estudio, que más adelante irían a reemplazar a los fármacos. Los anticuerpos monoclonales actúan a nivel celular tratando de corregir las proteínas anormales dentro de ellas por así explicarlo como por ejemplo la alfa sinucleína. 

Y similares a los marcapasos cardiacos que se utiliza en cardiología, ya se lleva algún tiempo utilizándose un tratamiento con estimuladores cerebrales profundos, que son implantados bajo la piel y ayudan al paciente a controlar sus movimientos anormales. Esto mediante la estimulación de los ganglios basales que son los afectados”, aseveró. 

Aseveraciones apoyadas por su colega el Dr. Cañete quien añade. “En muchos países vecinos están incursionando en la neurocirugía. Cuando ya ven agotadas las instancias farmacológicas recurren a la cirugía”.