El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, el Ministerio de Educación y Ciencias, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y el Fondo de Población de las Naciones Unidas con la cooperación del Gobierno de la India, lanzanron la campaña Ñañangareko (Protegemos, en guaraní), iniciativa comunicacional cuyo lema es: “Una niña embarazada es una niña abusada”.
La campaña Ñañangareko considera que una niña embarazada es una niña abusada, porque sus derechos son vulnerados ante la situación de embarazo en esta etapa de la vida. Matar es un crimen y las relaciones sexuales entre un adulto y una niña o adolescente también lo son. Para hacer frente a esa realidad, propone prevenir el embarazo precoz con las siguientes estrategias: 1. Hablando. 2. Educando. 3. Denunciando los casos de abuso sexual. Ñañangareko propone involucrar y fortalecer a las familias en su rol de garantes de derecho de niñas y adolescentes y a las comunidades en la prevención del abuso sexual y embarazo adolescente. La campaña también insta a la ciudadanía a ser parte de la solución denunciando cualquier caso de abuso a las líneas 147 (Fono ayuda) o 911. Según el Ministerio Público, existe un promedio de 8 denuncias de abuso sexual en niños, niñas y adolescentes por día. En los meses de mayo y junio de este año, el MINNA ha registrado 173 casos de abuso sexual, siendo originados en el entorno familiar el 80% de los casos de violencia y abuso sexual. Estas son razones más que suficientes para que en el país adoptemos una misma frase: #TodosSomosResponsables. Una niña embarazada es una niña abusada A través de una reunión virtual representantes de estos entes participaron del lanzamiento de la campaña. En la ocasión, el Ministro de Salud, Julio Mazzoleni refirió respecto a la problemática del abuso infantil que, “en primer lugar hay que hacer visible el problema, en segundo lugar, hay que desnaturalizarlo, como dice la campaña, una niña embarazada es una niña abusada. No hay que usar eufemismos ni usar maquillajes, es tal cual, y todos somos responsables de cambiar esa realidad”. Así también añadió; “tenemos el ofrecimiento de una salud especial orientada a niños y adolescente, allí se le ofrece- al usuario- todo lo que tiene que ver con su salud sexual y reproductiva, información sobre violencia y sobre la lucha contra las adicciones y el abordaje de la salud mental”. Recalcó que se encuentra científicamente comprobado que una niña, un niño, una adolescente educada, es una persona que maneja mejor todo lo que tiene que ver con su sexualidad y tienen una vida sexual más tardía basadas en decisiones producto de la información. Círculo de pobreza y de violencia De enero a julio del 2020, el MSPyBS tiene registrados 282 nacimientos en niñas de 10 a 14 años y 7.593 nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años. Del total de nacimientos registrados en niñas de 10 a 14 años, el 15,6 % corresponde a niñas indígenas. En cuanto a repetición de la maternidad, del total de niñas de 10 a 14 años que dieron a luz en este 2020, el 4,4 % ya tenía uno o más hijos. De ellas, 2 tienen actualmente 3 o más hijos. El 20% de las adolescentes de 15 a 19 años tienen dos o más hijos. En la primera línea del impacto negativo del embarazo precoz y la maternidad temprana se ubican las propias niñas y adolescentes. El riesgo de abandono escolar es mayor y se perpetúa en ellas el círculo de pobreza y de violencia. Además, según la Organización Mundial de la Salud, el riesgo de muerte materna aumenta 4 veces durante el embarazo, parto y postparto en niñas menores de 15 años. El 23 % de las defunciones maternas registradas en el Paraguay corresponde a niñas y adolescentes entre 10 a 19 años. El embarazo adolescente es el rostro de la desigualdad en nuestro país: 1 de cada 20 niñas de 10 a 14 años en situación de pobreza tiene hijos, siendo las indígenas las más afectadas: 1 de cada 10 de ellas, entre 10 y 14 años, ha dado a luz. Las consecuencias también llegan a los hijos de estas niñas y adolescentes: tienen un mayor riesgo de morir durante el primer año de vida, bajo peso al nacer y un impacto negativo en el desarrollo integral durante la primera infancia . El embarazo adolescente genera, a su vez, un problema social que afecta el desarrollo del país. Un dato es suficiente para medir su impacto económico: G. 768 mil millones es el costo anual para el Paraguay.