“Cuando estés triste o con problemas solo mira y acaricia una flor”, es el consejo de esta paciente restablecida del COVID-19.Después de 11 días de internación, en el Hospital Nacional de Itauguá, retoma lo que le encanta, bordar ao po’i, ñanduti y cuidar de sus plantas.
"¡Fuera bicho malo! ¡Fuera bicho malo!", fueron las palabras de la paciente de 80 años, maestra jubilada, incluso con hipertensión y diabetes, que sale de alta y regresa a su hogar, muy feliz, agradeciendo por sobre todo a los médicos y enfermeras que se esmeraron en brindar la mejor de las atenciones. Sus nietos le llaman Mamaíta, sus ex alumnos la conocen como la Sra. Edita. "Es una guerrera", expresa su hija, María Gloria Benítez. Relata orgullosa que "siendo maestra, tenía que llegar a la escuela Don Porfirio Fernández, en la compañía Curipicayty, de la ciudad de Itá. Hacía una caminata diaria de cinco kilómetros, ida y vuelta, porque en esa época no había medios de transporte que la acercaran a la escuela". Asume contenta desde ahora a sus actividades diarias y pasatiempos. Con una sonrisa sincera siempre tiene un sabio consejo para todo aquel que se le acerca “Cuando estés triste o con problemas solo mira y acaricia una flor”. "Le encanta bordar ao po’i, ñanduti, cuidar sus plantas, iba a la cancha antes de la pandemia y ahora mira por Tv a su querido Olimpia, incluso anota los resultados de los partidos de todos los clubes", relata su hija. "Cuando supimos el resultado del hisopado, allí sentimos angustia e impotencia, porque tanto escuchamos sobre este virus, no existen vacunas, ni un tratamiento efectivo. Estuvimos muy preocupados también por su avanzada edad y sus enfermedades de base, la diabetes y la hipertensión". Sigue su relato señalando que, en el momento de saber que estaba de alta "todos nos sentimos inmensamente felices, una alegría que no se puede explicar porque mamá logró vencer al virus, aún con su diabetes e hipertensión. Es un milagro de Dios y de fe". La Sra. Edita Ortiz de Benítez tiene 8 hijos (uno fallecido), 9 nietos y muchísimos sobrinos, y de nuevo disfrutará del calor en la familia. Su gratitud es permanente a Dios, por su fe, y a todo el personal de salud.