Refuerzan stock de medicamentos contra las Leishmaniasis

Con un lote de 3.000 dosis de Anfotericina B Liposomal que llegó al país, se fortalece la existencia de medicamentos para el tratamiento de las Leishmaniasis en humanos, a través de los centros de referencia de la cartera sanitaria.

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Los insumos consistentes en 3.000 dosis de Anfotericina B Liposomal fueron adquiridos a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y se distribuyeron, primeramente, en el Instituto de Medicina Tropical y el Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. Luego, se procedió con la entrega de medicamentos en  los servicios de salud cabecera, de los diferentes departamentos del territorio nacional, actividad que se sigue realizando. 

En Paraguay, con base en el protocolo vigente, el uso de esta droga está indicado en pacientes con Leishmaniasis Visceral Humana grave que: 

– No han respondido al tratamiento con Anfotericina B Desoxicolato.

– Cuenten con insuficiencia renal u otras contraindicaciones al uso de Anfotericina B Desoxicolato.

Pensar en Leishmaniasis

Según la OPS, la Leishmaniasis Visceral (LV) es una enfermedad parasitaria que se encuentra en zonas tropicales y subtropicales, transmitida por el flebótomo o karachã. Es una patología crónica y sistémica que afecta principalmente a niños menores de cinco años, asociada a la desnutrición y a otras condiciones de inmunosupresión como el SIDA. Si no se establece un tratamiento adecuado de forma oportuna puede evolucionar hacia la muerte en más del 90% de los casos.

Las principales complicaciones de los pacientes con LV son las infecciones agregadas y las hemorragias. En la medida que se controlen a tiempo los posibles problemas que pueda presentar el paciente, la letalidad de los casos durante el tratamiento disminuye.

Es de fundamental importancia la identificación de los factores de riesgo y criterios de gravedad en la primera atención, a fin de poder iniciar las acciones de profilaxis y el tratamiento de posibles complicaciones para disminuir el riesgo de muerte. Al inicio del diagnóstico, el médico deberá definir los exámenes que deben ser solicitados y decidir sobre la conducta que se tendrá con el paciente de acuerdo con el estado clínico en que se encuentra.

El tratamiento incluye la medición diaria del tamaño del bazo y la circunferencia abdominal, como signos de evolución clínica, además de la temperatura, la presión arterial y el estado clínico general del afectado.