Ayuda a desarrollar estructuras cerebrales, a aprender y practicar estrategias cognitivas y sociales, constituye, además, un canal favorable para gestionar y procesar el estrés. Por esta y otras razones, apartemos un tiempo para el juego y disfrutemos en familia.
El juego en todas las edades es una actividad imprescindible para la salud mental y un derecho universal impostergable para los niños de cualquier parte del mundo y como nunca en estos tiempos de encierro por la pandemia del COVID-19. Expertos de la Academia Americana de Pediatría señalan que el juego ayuda a desarrollar estructuras cerebrales, a aprender y practicar estrategias cognitivas y sociales y mejor aún, constituye un canal favorable para gestionar y procesar el estrés, recargado últimamente. La Dra. Mirta Ortíz, de Promoción de la Actividad Física del Ministerio de Salud, propone jugar más y de manera segura para lograr una mejor salud mental y aprendizajes de calidad. Conozcamos el significado de jugar y qué enseña cada juego Jugar es una actividad voluntaria, divertida y espontánea que incluye un componente alegre en su realización que le permiten transitar por espacios conocidos, conocer nuevos entornos y situaciones que posibiliten la construcción de circuitos neuronales específicos y diversos. Existe una variedad de juegos y los tipos de actividades que incluyen el desarrollo de distintos procesos cognitivos, emocionales y corporales. Tenemos los juegos con objetos, que permiten la exploración de dichos elementos También se destacan otros juegos como los que implican moverse en el patio, en la plaza o calles cerradas, por ejemplo, saltar la soga, descanso, tuka´ ẽ, tuka´ ẽ kañy, estatua, entre otros, los cuales a su vez ayudan a desarrollar habilidades motoras básicas, así como promover una vida más activa, previniendo desde pequeños la aparición de la obesidad infantil. Los juegos pueden ser grupales, en solitario, en lugares tan diversos como los consultorios, la sala de espera, el patio, en talleres, días festivos, pero por ahora y por un tiempo más, en las casas, en los parques, en calles cerradas para el efecto, poniendo en práctica las recomendaciones del protocolo sanitario vigente. Otro aspecto muy beneficioso de porque deben jugar los niños para disfrutar de un bienestar pleno, es que cuando en la vida de un niño faltan los juegos y las relaciones seguras y estables, el estrés puede interrumpir el desarrollo de sus funciones ejecutivas y el aprendizaje del comportamiento social volviéndose agresivos, taciturnos, depresivos y con riesgo de accidentes, debilitamiento de su autoestima que pueden conducir a situaciones fatales. Para los niños que crecen en situaciones adversas, el juego es más importante aún, porque se genera una sintonía y comunicación positivas que comparten los niños y sus progenitores mientras juegan ayuda a regular la respuesta física ante el estrés. La doctora Ortiz expone que el Juego, especialmente cuando va unido a los cuidados, ayuda a reducir el estrés negativo hasta niveles compatibles con la capacidad de adaptación, es decir que el juego podría actuar como un bálsamo protector para sobrellevar mejor las situaciones de violencia en su entorno.