Llegó el tiempo de vals para Rosita y lo bailó en el hospital “Acosta Ñu”

Desde hace 10 años, ella es paciente de este servicio de referencia para niños. Hoy, cumplió 15 años y lo festejó en medio de emociones, con una hermosa fiesta de cumpleaños, organizada por el equipo de salud.

Los médicos residentes de pediatría, del Hospital Pediátrico "Niños de Acosta Ñu", sentaron a Rosita en la silla de ruedas, acomodaron el balón de oxígeno y se pusieron en marcha, esta vez no se detuvieron en la sala de Rx, ni en el laboratorio, llegaron directo al albergue del hospital donde el personal de salud, junto con algunos pacientes, acompañados por sus familiares, aguardaban a la quinceañera. 

La celebración de las 15 primaveras de Rosita no fue improvisada, ya que los médicos y enfermeras la conocen desde hace una década, y ya habían pasado juntos otro cumpleaños en el hospital. 

En la ocasión, desde los vestidos, el de ceremonia y el de fiesta, el peinado, el tocado, el maquillaje, la decoración y hasta el menú fueron planificados por la Lic. Eva Espínola, enfermera del área de Medicina Interna, y por la Dra. Gloria Martínez, ya jubilada, pero presente desde la distancia para celebrar la vida de la joven a quien con cariño llamaba “hija”, cuando ella se quedaba internada en el servicio.

Las organizadoras del evento contaron con el apoyo del personal de salud de Fibrosis Quística, enfermeros, residentes de pediatría y visitadores médicos para que Rosita disfrutara de este día especial. 

Desde temprano, en la sala de internación, la madre de otro paciente colaboró con el peinado y una doctora pudo resaltar la mirada de la agasajada, con un poco de maquillaje en los ojos. Rosita, con ayuda, vistió su primer vestido, con el que participó de la ceremonia religiosa, celebrada por el sacerdote Víctor Luís Cabañas, de la Arquidiócesis de Asunción. 

Una vez finalizada la misa, la joven realizó el cambio de prenda e ingresó con un vestido blanco al salón ambientado para la fiesta, donde ya la esperaban sus invitados para bailar el vals y luego compartir un refrigerio.  

Rosita es de poco hablar, pero entre lágrimas de emoción, agradeció a todos por el festejo. En la ocasión, su mamá mencionó que Rosita siempre recibe el amor del equipo de salud del “Acosta Ñu”, un cariño que es cálido y que es fuerza para afrontar los tratamientos con esperanza.