La práctica regular de actividad física ayuda a prevenir y controlar enfermedades no transmisibles, como la obesidad, diabetes mellitus y la hipertensión arterial. Así también, mejora la calidad de vida y aporta múltiples beneficios a la salud.
La práctica de actividad física se recomienda como un hábito diario, desde la infancia, y debe realizarse toda la vida. Forma parte de un estilo de vida saludable. Ésta se puede iniciar de forma progresiva y gradual, empezando con 5, 10 y 15 minutos diarios de ejercicio físico, hasta llegar a los 60 minutos al día. Todo programa de ejercicio debe estar adaptado a las necesidades y aptitudes de cada persona. Cabe mencionar que toda actividad física cuenta. Esto quiere decir que la actividad física puede integrarse a las horas de trabajo, a través de las pausas activas o subir y bajar escaleras. También en las actividades deportivas y recreativas o en los desplazamientos a pie o en bicicleta. Las guías de actividad física de la OMS recomiendan realizar actividad física regular en personas adultas, que sea variada y adaptada a la capacidad física individual, sumando un total semanal entre 150 a 300 minutos, que pueden ser continuos o fraccionados en varias sesiones al día. Se recomienda realizar 30 a 60 minutos de actividad física por día, 5 veces por semana, efectuando ejercicios aeróbicos (bailar, caminar, correr, andar en bicicleta, pasear al perro, subir y bajar escaleras) 3 a 4 veces por semana, y complementando con 2 días semanales, como mínimo, de ejercicios de fuerza muscular y equilibrio (flexiones de brazo, sentadillas, subir y bajar escaleras, pararse con un solo pie, ejercicios en puntas de pie). La flexibilidad se puede entrenar todos los días en la semana. Realizar actividad física o ejercicios de forma regular ayuda a mantener un peso saludable, a mejorar el nivel de azúcar en las personas con diabetes, a lograr una disminución de la presión arterial y el riesgo de sufrir un infarto del corazón. En caso de proyectar la práctica de algún deporte o alguna modalidad con más intensidad, se recomienda contactar y entrenar con un profesional del área de ciencias del deporte o educación física. Esta actividad siempre debe ir acompañada de otros componentes que ayuden a adoptar un estilo de vida más saludable como: - Mantener una alimentación saludable: en la que se incluya el consumo diario de cinco porciones de frutas y verduras. - Una buena hidratación: con la ingesta diaria de al menos 8 a 10 vasos de agua al día. - Conservar un peso saludable. - Evitar el tabaco. - Reducir o, en lo posible, evitar la ingesta de alcohol. Beneficios de la actividad física regular y sostenida - Facilita la oxigenación de todo el cuerpo, fortalece el corazón y los pulmones. - Disminuye la presión arterial a largo plazo en personas con presión alta. - Eleva los niveles del “colesterol bueno” (HDL), reduce el riesgo cardiovascular al disminuir el “colesterol malo” (LDL) y los triglicéridos. - Estimula el metabolismo general de los tejidos, por ejemplo, de los huesos, para prevenir la osteoporosis y de los músculos para evitar su atrofia. - Estimula la producción de insulina en algunos pacientes diabéticos, insulino resistentes y síndrome metabólico. - Disminuye la grasa corporal y aumenta el tamaño de los músculos. - Mejora la flexibilidad de los músculos y el movimiento de las articulaciones.