De acuerdo a un estudio realizado a través de la cooperación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) y el Centro de Información y Recursos para el Desarrollo (CIRD), los principales motivos por los cuales los niños menores no completaron su esquema de vacunación son por estar engripados y enfermos.
El director del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), Héctor Castro, dio a conocer hoy los resultados de una encuesta realizada por USAID y CIRD sobre las posibles causas del porqué los padres no vacunan a sus hijos con las dosis del esquema regular de vacunación. Entre los causales, se mencionan que, el 37,8% de los niños y niñas está engripado/a, el 17,8% se encontraba enfermo, y por debajo del 10% se menciona que los establecimientos están sin vacuna, las cuadrillas no pasan por la zona, no tiene tiempo para llevar a sus hijos por cuestión laboral, nació con problemas respiratorios, perdió su tarjeta de vacunación, tiene temor a las vacunas, entre otros. Igualmente, mencionó algunas de las falsas contraindicaciones que circulan y motivan a los padres a no vacunar a sus hijos y que, según lo manifestado por el Dr. Castro, son inexistentes, tales como: enfermedad aguda leve, con o sin fiebre, fiebre baja o moderada después de la dosis anterior. “Cada dosis puede tener un comportamiento diferente en las personas, cada persona puede tener un comportamiento diferente en relación con las vacunas, eso no quiere decir que la vacuna le está ocasionando daño, sino que, todo lo contrario, es una respuesta del sistema inmune que se va a transformar en una protección para la persona ante la enfermedad”, explicó el Dr. Castro. Así también, otras contraindicaciones falsas son la ausencia de un examen físico previo, en persona aparentemente sana, es decir, que los padres no requieren hacer un chequeo médico previo a la aplicación de vacunas, además de otras como: - Terapia antimicrobiana actual. - Fase de enfermedad convaleciente. - Prematuridad. - Exposición reciente a una enfermedad infecciosa. - Historia de alergia a la penicilina, otras alergias no causadas por la vacuna o a componentes no incluidos en la vacuna. - Patologías diversas: parálisis cerebral, síndrome de Down, ictericia neonatal, bajo peso al nacer, cirugía reciente. - Historia familiar de efectos adversos tras las vacunas. - Antecedentes de convulsiones febriles o epilepsia estable. - Haber padecido la enfermedad para la que se vacuna, ya que en todo caso incrementará la inmunidad frente a ella. (p. ej., tosferina). - Tratamiento con corticoides tópicos o inhalados o con dosis fisiológicas de reemplazo con corticoides sistémicos. - Antecedentes de asma, eccema o atopia. Por último, reiteró la importancia de recibir a los vacunadores en los hogares para que los niños y niñas reciban sus respectivas dosis. “Esta es una oportunidad que debe considerarse trascendental, y que no ocurra que al momento de llevarlos a los vacunatorios ya sea demasiado tarde porque existe una circulación masiva de la enfermedad”, terminó diciendo el director del PAI.