Hoy 21 de setiembre, se recuerda el “Día Mundial del Alzheimer (EA)”, la forma más común de demencia.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, progresiva, irreversible que comienza con la pérdida leve de la memoria. Involucra a las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje, pudiendo afectar la capacidad de una persona para realizar las actividades de la vida diaria. Según CDC – Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los síntomas de la enfermedad pueden aparecer por primera vez después de los 60 años de edad y el riesgo aumenta al pasar los años. La enfermedad de Alzheimer afecta a la memoria en sus diferentes tipos. Éstos son los deterioros sufridos por el Alzheimer: - Pérdida de memoria a corto plazo: incapacidad para retener nueva información. - Pérdida de memoria a largo plazo: incapacidad para recordar información personal como el cumpleaños o la profesión. - Alteración en la capacidad de razonamiento. - Afasia: pérdida de vocabulario o incomprensión ante palabras comunes. - Apraxia: descontrol sobre los propios músculos, por ejemplo, incapacidad para abotonarse una camisa. - Pérdida de capacidad espacial: desorientación, incluso en lugares conocidos. - Cambios de carácter: irritabilidad, confusión, apatía, decaimiento, falta de iniciativa y espontaneidad. Hay cada vez más evidencia de que las actividades físicas, mentales y sociales podrían reducir el riesgo de tener la enfermedad de Alzheimer. Algunos de los beneficios más resaltantes de la práctica regular de actividad física: 1. Disminuye la formación de placas neuríticas por acumulo de proteínas anormales como la amiloide y Tau que frenan una buena función neuronal. 2. Incrementa el flujo sanguíneo cerebral, garantizando un aporte adecuado de oxígeno al cerebro. 3. Mejora los niveles de glucosa en sangre y la utilización de la insulina por las neuronas. 4. Aumenta la producción de neurotransmisores como la acetilcolina y otro conocido como Factor neurotrópico derivado del cerebro (FNDC) clave para nuevos aprendizajes y mejor función cognitiva. 5. Reduce el nivel de marcadores proinflamatorios generados por el avance de la edad y mejora en la resolución de tareas cognitivas, por ejemplo: calcular, planificar, memorizar y atender.