Esta enfermedad es hereditaria, no siempre presenta síntomas, pero es letal. Puede aparecer a cualquier edad y afectar a varios órganos.Se debe, principalmente, a la mala alimentación, al sedentarismo, la obesidad y al consumo de tabaco y alcohol.Para evitarla, se aconseja reducir el consumo de sal, hacer actividad física y mantener una alimentación saludable.
La hipertensión arterial se caracteriza por la elevación persistente de la presión a cifras mayores o iguales a 140/90 mmHg. Es una condición que constituye un factor de riesgo para la salud del ser humano. Para reducir las posibilidades de padecer hipertensión, se recomienda: • Reducir el consumo de la sal. • Mantener una alimentación sana rica en frutas y verduras. • Mantener un peso saludable (evitar el sobrepeso y la obesidad). • Mantener una buena hidratación: consumir diariamente dos litros de agua. • Practicar actividad física regularmente. • No fumar. • Evitar consumir bebidas alcohólicas en exceso. • Dormir de 6 a 8 horas por día. Una enfermedad silenciosa y peligrosa Esta patología crónica es peligrosa porque, cuanto más alta es la presión arterial, mayor es el riesgo de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de órganos principales, como el cerebro y los riñones. Si no se controla, la hipertensión puede provocar un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón y, a la larga, una insuficiencia cardiaca. La hipertensión arterial no presenta síntomas, es hereditaria, puede aparecer a cualquier edad. Pero, por su fácil diagnóstico, se puede detectar y tratar para evitar complicaciones. Para ello, se aconseja realizar un control periódico de la presión arterial; dos veces al año, a personas que no son hipertensas, y dos veces a la semana a los hipertensos. Esta medición se debe efectuar incluso desde la niñez, a partir de los 5 años de edad, principalmente a quienes presentan sobrepeso y obesidad o que tengan antecedentes familiares de hipertensión.