En sus primeros seis meses de vida, la alimentación que el bebé necesita es la leche materna

Este alimento natural aporta todos los nutrientes necesarios para lograr un crecimiento y desarrollo óptimo. 
Amamantar ofrece protección contra enfermedades y favorece el desarrollo intelectual y afectivo del niño.


La leche materna es la primera medida de seguridad alimentaria que se puede brindar, principalmente para disminuir la mortalidad infantil. Está visto que iniciar la lactancia materna en la primera hora de vida reduce el riesgo de muertes en el primer mes en casi un 20 %.

Así también, los niños que fueron amamantados de manera exclusiva tienen mayor inteligencia, en otras palabras, mejor desarrollo cognitivo.

Cuando se brinda al bebé la leche materna según lo pida y de forma exclusiva los primeros seis meses, no necesita beber agua, porque aporta el vital líquido en cantidad suficiente. 

La leche materna contiene efectos protectores a largo plazo, puede prevenir el desarrollo de enfermedades hipertensivas, metabólicas y cardiovasculares. 

Luego de los 6 meses, el bebé continúa mamando e inicia un nuevo periodo, con la introducción progresiva de otros alimentos que complementan a la leche materna. 

Al año de edad, el niño debe continuar con la toma de pecho y se incorpora a la alimentación de la mesa familiar. Se recomienda dar de mamar hasta los dos años de edad o más.

La supresión de la lactancia materna puede ocasionar

En el bebé: mayor riesgo de mortalidad, de contraer enfermedades agudas, como la diarrea, las infecciones del oído y de índole respiratoria, y mayor riesgo a adquirir enfermedades crónicas, incluida la diabetes tipo II en un 35 %. Así, la lactancia materna más allá de los dos años reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad en un 13 %.  

En la madre: reduce los riesgos de padecer anemia y cáncer de mamas y ovarios. Estadísticas señalan que las mujeres que no amamantan presentan un riesgo de 4 % mayor de padecer cáncer de mama y 27 % de probabilidad de desarrollar cáncer de ovario.