El equipo de Leep y electrofulguración permite la eliminación oportuna de lesiones precursoras del cáncer de cuello uterino, por microcirugía ambulatoria. Este procedimiento no deja cicatriz ni afecta la fertilidad.
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La contribución a la prevención del cáncer cervical en el hospital materno infantil “San Pablo” se fortalece con la adquisición de un nuevo equipo de Leep y Electrofulguración. Éste permite una eliminación oportuna de lesiones precursoras del mal, por microcirugía ambulatoria.
Por medio de una cooperación de la Universidad del Pacífico, el departamento de Patología Cervical del hospital cuenta con esta herramienta, cuyo equipo está conformado por seis médicos/as especialistas en tracto genital inferior y colposcopía y cuatro enfermeras.
¿Qué es el Leep?
Es un procedimiento de microcirugía que posibilita la escisión –corte hasta los bordes- de una lesión precursora del cáncer de cuello uterino. Asimismo, logra la coagulación en la zona afectad.
“El Leep no deja cicatriz y no afecta en la fertilidad. Al año siguiente de la micro-cirugía, la paciente puede quedar embarazada y tener un parto normal. El Leep deja un cuello uterino como si nunca se hubiera tocado”, describe la doctora Cristina Riveros, médico jefe del departamento de Patología Cervical de “San Pablo”, especialista en tracto genital inferior y colposcopía.
Otras particularidades del Leep
• El procedimiento se hace en consultorio y es ambulatorio, es decir, la paciente no queda internada, sino que regresa a su casa el mismo día, con autonomía en la movilidad.
• Se utiliza anestesia local a nivel del cuello del útero.
• No requiere reposo físico.
• Requiere abstinencia sexual, porque tiene que cicatrizar esa zona de extirpación.
• El control primero tiene lugar a los ocho días y al mes, tres meses, seis meses hasta los dos años. Si en dos años está todo normal, pasa a controles anuales, como el resto de la población general.
• El mismo equipo que realiza el Leep lleva a cabo la electrofulguración.
Leep en el espectro de la prevención
El departamento de Patología Cervical del “San Pablo” abarca todo el espectro de la prevención de cáncer de cuello uterino; desde el monitoreo y la posible detección de lesiones precursoras del mal, mediante la citología o Papanicolaou y la colposcopía, hasta la eliminación micro-quirúrgica de lesiones precursoras detectadas mediante el Leep o la electrofulguración. Complementa esta apuesta preventiva un trabajo coordinado con la división de inmunización que vacuna a niñas y adolescentes contra una aparición a futuro del Virus del Papiloma Humano (VPH).
Centro de referencia
Para señalar la importancia del Leep y la electrofulguración, la doctora Riveros se refiere al abordaje de su equipo de trabajo: “Como centro de referencia a nivel central del país, hacemos detección temprana y tratamiento de lesiones precursoras de cáncer de cuello uterino. Sabemos que lo fundamental es dicha prevención, lo que se traduce en destruir la lesión en estado incipiente, ínfimo, años antes de que evolucione hasta un cáncer. Si hacemos diagnóstico del cáncer cervical es que hemos llegado tarde. La evolución natural de esta enfermedad es de diez años desde la aparición de una lesión precursora. Debemos actuar antes de que esta evolución”.
Detección de las lesiones
La detección es una de las bases de la prevención. La Dra. Riveros describe cada recurso disponible en el “San Pablo”:
• LA CITOLOGÍA: Es el estudio llamado Papanicolaou. En él, se toma una muestra en el cuello del útero de la mujer. Se acompaña con la colposcopia. Ambos estudios van de la mano.
• LA COLPOSCOPÍA: Es un equipo que permite la visualización, bajo un elemento óptico, de las lesiones que no son visibles al ojo desnudo.
• ANALISIS DE LA ANATOMÍA PATOLÓGICA DE LA MUESTRA TOMADA EN EL PAP: Esa muestra tomada durante la citología o PAP en el “San Pablo” es enviada para su estudio en el Laboratorio Central de Salud Pública. “El laboratorio de Anatomía Patológica del Laboratorio Central de Salud Pública recibe del <San Pablo> un promedio de 380 a 400 láminas citológicas mensuales. Si la citología resulta positiva, nos vamos a la biopsia”, refiere la doctora.
• ELECCIÓN DEL TRATAMIENTO: Cuando la biopsia confirma la lesión precursora, se define también el tratamiento a seguir. La médica detalla: “En ciertos casos, realizamos una terapia de destrucción local con el ácido tricolacético. Si una lesión es de alto grado, hay que emplear ya Leep u otros recursos quirúrgicos”.
Puntos a considerar en la selección del tratamiento:
Algunas variables son puestas en consideración a la hora de elegir un tipo tratamiento, grado de lesión y edad, deseo gestacional y vida sexual de la paciente.
1. La electrofulguración se hace en mujeres jóvenes con lesiones de bajo grado y con deseos de gestación.
2. El Leep es corte y coagulación de la lesión precursora. Se realiza en mujeres mayores a 30 años que ya tuvieron hijos.
“El criterio siempre es evitar ser muy invasivos. De repente, una paciente, al saber que tiene una lesión precursora, entra el pánico del cáncer y te dice <sácame todo nomás>. Y no es así. Tenemos protocolos a seguir. No se trata de mutilar el cuello uterino de la paciente porque hay que pensar siempre también en su vida sexual y en su deseo gestacional, más aún si es una mujer joven. Hoy sabemos que las lesiones precursoras empiezan en edades muy tempranas, en adolescentes, por la iniciación sexual temprana. Por eso nosotras tenemos que saber seleccionar a las pacientes y ver si le vamos a hacer la electrofulguración o el Leep. Cuando hablamos de corte en el Leep, nos referimos a cortar la lesión precursora hasta sus bordes, o límites. De hecho, el Leep puede alcanzar una profundidad máxima de 6 milímetros de tejido, si la lesión va más profunda, optamos por otro tipo de cirugía con bisturí frio o conización,” apunta la médica.
Grados de lesiones
La lesión precursora se clasifica en grados. CIN I de bajo grado, CIN II y CIN III de alto grado. Estos dos últimos pueden evolucionar en cinco años en un cáncer de cuello si no es tratado.
Perder el miedo
“Es importante no tener miedo al Leep, no relacionarlo con el cáncer, sino considerar que justamente lo realizamos para no llegar al cáncer. Pero, para poder darle utilidad al Leep, tenemos que hacer la detección temprana. Tenemos que apostar siempre a la prevención y a los controles”, refiere la médica.
¿Cuántas pacientes llegan al Leep?
De trescientas ochenta a cuatrocientas láminas que enviamos al Laboratorio Central de Salud Pública, realizamos en promedio 12 Leeps por mes. Pero no solo de las pacientes que captamos aquí en el <San Pablo>. Como somos centro de referencia, muchos vienen con citología positiva de otros servicios y le completamos la colposcopía, biopsia y el tratamiento”, refiere la doctora.
Por otra parte, en el San Pablo se realiza entre 9 y 10 electrofulguraciones por mes.
Cada año, se lleva a cabo un promedio de 100 Leeps y entre 60 y 70 electrofuguraciones.
Sumamos a esto tratamientos más invasivos tenemos un promedio de 180 procedimientos de eliminación de lesiones precursoras del cáncer cervical por año.