La Hipertensión Arterial es una enfermedad hereditaria, y no siempre presenta síntomas. Si bien su aparición es más frecuente en la edad adulta, puede presentarse en cualquier etapa de la vida.
La Hipertensión Arterial es una enfermedad hereditaria, y no siempre presenta síntomas. La mala alimentación, sobre todo el exceso de sal, el sedentarismo, la obesidad, así como el tabaquismo y el consumo exagerado del alcohol, pueden ser factores detonantes y/o predisponentes para padecerla. Sin una medicación y tratamiento adecuados, puede llegar a ser incapacitante y/o mortal. La hipertensión se define como la elevación persistente de la presión arterial a cifras iguales o mayores a 140/90 mmHg. Esta patología crónica es peligrosa porque, cuanto más altos son los valores, mayor es el riesgo de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de órganos principales, como el cerebro y los riñones. Si no se mantiene dentro de los valores normales, puede provocar infarto de miocardio, ensanchamiento o agrandamiento del corazón que lleva a insuficiencia cardiaca, a más de otras afecciones cardiocerebrovasculares. Es importante recalcar que, en la mayoría de los casos, la enfermedad no presenta síntomas o estos son pueden ser muy inespecíficos como cefalea o palpitaciones. La única manera de diagnosticar la Hipertensión Arterial, es a través de la medición de la Presión Arterial (PA), que es un procedimiento fácil y rápido, por lo que el Ministerio de Salud Pública sugiere que las personas se hagan un control de la PA por lo menos una vez al año si no se conoce hipertenso; y en forma más frecuente si posee uno de los factores predisponentes, y, si es conocido hipertenso, seguir las indicaciones del médico. Esta medición se debe realizar incluso desde la niñez, en general a partir de los 5 años de edad, principalmente a quienes presentan sobrepeso y obesidad o que tengan antecedentes familiares de hipertensión. Para reducir las posibilidades de padecerla, o evitar las complicaciones, se recomienda: