En sus primeros seis meses de vida, la alimentación del bebé es la leche materna exclusiva. A partir de ahí, se agregan otros alimentos que complementan a la leche materna hasta los dos años o más, o hasta cuando la madre y el bebé lo deseen.
A partir de los seis meses de vida, además de la leche materna, el bebé ya está preparado para recibir otros alimentos que necesita para crecer y desarrollarse. En un principio, los alimentos deben tener una textura puré, bien pisado con un tenedor, blando y espeso, sin grumos y que apenas se deslice en la cuchara. A esta alimentación, ya se puede incorporar alimentos como carnes, huevo, porotos, cereales, verduras y frutas. A partir del año de vida, el niño o niña puede comer los mismos alimentos saludables de la familia. Para que crezca fuerte y sano, además de los alimentos que recibe, necesita también cariño, amor, respeto y aceptación para desarrollarse plenamente. En este sentido, se presentan algunas prácticas para fomentar un ambiente saludable y una buena alimentación: - Lavarse las manos con agua y jabón, antes y después de comer. - Compartir la mesa familiar, es un buen momento para dialogar en un ambiente agradable, sin apuros y sin discusiones. - Que el bebé tenga su lugar en la mesa, su propio plato y cubiertos. - Cuando el bebé rechaza una comida, se debe ofrecer el mismo alimento en otro momento y en diferentes preparaciones. - Tener cuidado con la temperatura de las comidas, para prevenir accidentes. - Ofrecer las comidas siempre en un mismo horario, para formar hábitos. - Ambiente limpio, buenas prácticas de higiene en los alimentos, de las manos del niño, como de los cuidadores. Ver estas recomendaciones del INAN AQUÍ.