Un estilo de vida saludable es sinónimo de bienestar y plenitud

Lograr una vida más fructífera es posible con el acompañamiento de hábitos como el consumo de frutas y verduras, hidratación adecuada, práctica de actividad física, y descanso suficiente.
Con estas acciones diarias se fortalece la adopción de estilos de vida saludables que ayudan a prevenir las enfermedades no transmisibles. 


El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social recuerda la importancia de poner en práctica estas recomendaciones que ayudarán a las personas a evitar padecer enfermedades cardiovasculares (hipertensión, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular), diabetes, cáncer entre otras. 

En este sentido, es importante mencionar los resultados de la “Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades No Transmisibles 2022”, se observa un descenso del consumo de frutas y verduras en la población. Las personas que comen 5 o más porciones de frutas y/o verduras al día se redujo de un 15% al 3,9%, situación alarmante y preocupante para Salud Pública.

Asimismo, el nivel de colesterol y triglicéridos analizados señalan que las mujeres cuentan con un mayor porcentaje de colesterol alto (31,4%), y los hombres mayor proporción de triglicéridos elevados (31,2%). En el país, el 29,2% de las personas tienen colesterol alto y el 27,6% cuenta con alto nivel de triglicéridos.

Estos datos son alarmantes, por lo cual, es fundamental que cada uno aporte su granito de arena con pequeñas acciones diarias que ayuden a contrarrestar estos números desfavorables para la salud de las personas y a su vez, generar hábitos a largo plazo que brinden una vida más feliz y plena para todos.

Recomendaciones para un estilo de vida saludable

- Seguir un plan de alimentación que incluya proteínas (carne magra, pescado, pollo sin piel), legumbres (soja, arvejas, lentejas, porotos, garbanzos) cereales (trigo, avena, cebada, centeno, arroz, maíz).  

- Consumir al menos 3 porciones de frutas y 2 de hortalizas al día.

- Disminuir el consumo de sodio, reduciendo los alimentos con alto contenido de sal como los enlatados, embutidos (panchos, chorizos, jamón, fiambres) y condimentos (salsa de soja, salsa roja y otros).

- Reducir el consumo de azúcares simples como: golosinas, tortas, medialunas, bollos, gaseosas y otras bebidas azucaradas.

- Disminuir el consumo de grasas saturadas y grasas trans en la alimentación diaria, evitando el consumo de carnes con mucha grasa, reducir el consumo de mantequillas, margarina, papas fritas, chocolates, facturas, entre otros.

- Leer el etiquetado nutricional de los alimentos para elegir aquellos bajos en grasa y sodio.

- Tomar al menos 2 litros de agua, sin saborizantes, ni azúcares, al día.

- Realizar actividad física al menos 30 minutos por día.