Ñande riñón: ¿cómo cuidarlos para mantenerlos saludables?

Un estilo de vida saludable es clave para preservar la salud de estos órganos esenciales, entre ellos la buena alimentación, hidratación correcta y actividad física.
Además, se recomienda disminuir el consumo de sal, así como evitar fumar, vapear y consumir bebidas alcohólicas.


Tener riñones sanos y en condiciones óptimas es fundamental para el bienestar de las personas. Es importante mantener una vida saludable, a través de buenos hábitos que ayudan a la prevención y a la reducción de la frecuencia y el impacto de la enfermedad renal y los problemas de salud asociados. 

¿Cuáles son estos hábitos saludables?

El Instituto Nacional de Nefrología (INN) recuerda los pasos para cuidar nuestros riñones, órganos que contribuyen a eliminar los desechos del organismo, equilibrar los fluidos, mantener la presión sanguínea bajo control, conservar los huesos sanos y ayudar a producir glóbulos rojos. Una vez que estos se dañan, no pueden filtrar la sangre ni realizar ninguna otra función en forma normal. Si la enfermedad no se trata puede ser mortal.

Los cuidamos al:

- Controlar la presión arterial y la glucosa en sangre.

- Mantener la hidratación, consumiendo dos a tres litros de agua por día.

- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas.

- Evitar las bebidas azucaradas.

- Evitar fumar o vapear.

- Disminuir el consumo de sal.

- Mantener un peso adecuado.

- Realizar chequeos anuales de la función renal.

- Llevar una dieta saludable, que incluya la ingesta de cinco porciones de frutas y verduras, todos los días.

- Realizar actividad física de 30 a 60 minutos diarios.

- No automedicarnos con analgésicos u otros fármacos, aunque parezcan inofensivos.

Los riñones pueden sufrir daños a raíz de una lesión física o del desarrollo de enfermedades como la diabetes y la hipertensión, que pueden contribuir a generar la insuficiencia renal.

Indicios que podrían indicar el padecimiento de alguna enfermedad renal

- Anemia persistente, no explicada por otras causas.

- Prurito (picazón) sin causa clara.

- Disminución de la orina o que la misma sea muy clara o espumosa.

- Edemas o hinchazón.

- Hematuria (orina con sangre).

- Sensación de falta de aire sin causa clara.

- Mal gusto en la boca.

- Náuseas, sobre todo por la mañana.

- Disminución del apetito o pérdida de peso sin causa aparente.

- Hipoglicemias, presión arterial no controlada.

- Disminución de la agudeza visual.

El Instituto Nacional de Nefrología (INN) recomienda realizarse controles anuales de rutina una vez al año, en el caso de personas sin antecedentes de enfermedad de base. Quienes cuentan con alguna enfermedad, deben asistir periódicamente a sus controles, según indicación de su médico tratante.