Esta fecha resalta el papel clave de los profesionales obstetras en la atención y cuidado de la salud materna y neonatal, quienes abrazan esta profesión con amor y compromiso.
Desde 1962, cada 31 de agosto se conmemora el “Día Internacional de la Obstetricia”, la noble labor que se encarga de traer vidas al mundo y de garantizar una salud respetada en las mujeres gestantes y recién nacidos. Este día tiene como objetivo resaltar la dedicada labor de procurar las mejores condiciones de salud a las mujeres embarazadas, contribuyendo a la disminución de los índices de mortalidad materna y neonatal. El personal de obstetricia, además de participar en los partos, posee competencias para el cuidado materno y neonatal. Asumen el 85% de las atenciones en salud sexual y reproductiva. Además, no solo se ocupa de la salud física de la madre y del bebé, sino que también cuida los factores psicológicos y sociales vinculados a este periodo tan especial de la maternidad, por lo que su calidad humana es tan importante como la profesional. A nivel nacional, los/as obstetras han realizado y siguen realizando intensos esfuerzos, logrando de manera destacable la reducción de la mortalidad materna, fetal y neonatal, así como el bienestar de las mujeres y los recién nacidos. Es importante resaltar el papel fundamental de los/as obstetras en la crisis atravesada de manera mundial por la pandemia del COVID-19, donde las mujeres y los recién nacidos han sido afectados de diversas maneras, lo que provocó un alto índice de mortalidad materna. En ese contexto, estos profesionales han sido imprescindibles, ya que trabajaban en los diferentes albergues asistiendo y monitoreando a embarazadas. Además de seguir acompañando los partos que no pararon durante el aislamiento.