En un mundo donde el desperdicio de alimentos se ha convertido en una amenaza global, es importante reconocer que no solo estamos desechando alimentos, sino que también estamos derrochando valiosos recursos como el agua, la tierra, la energía, la mano de obra y el capital que se emplearon en su producción.
El Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) ha promovido una serie de recomendaciones para que cada persona y familia contribuya a reducir el desperdicio de alimentos. Estas acciones incluyen consumir alimentos de temporada, planificar las compras de manera más consciente, almacenar los alimentos de forma adecuada, utilizar los alimentos antes de que se deterioren, cocinar la cantidad necesaria, servir la cantidad justa en el plato para evitar desperdicios, refrigerar o congelar las sobras para un consumo posterior, reutilizar los alimentos en otras preparaciones, llevarse las sobras cuando se come fuera y donar la comida no consumida a quienes la necesitan. Cabe destacar que la pérdida y desperdicio de alimentos tiene un impacto significativo en el consumo de recursos hídricos. Se estima que esta problemática consume hasta un 12% del agua dulce disponible en el mundo. Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene un papel fundamental en la preservación del agua y del planeta, a través de la reducción del desperdicio de alimentos. Es hora de tomar medidas concretas para evitar que los alimentos y los recursos que se emplearon en su producción se desperdicien. Juntos, podemos marcar la diferencia y contribuir a un futuro más sostenible para todos.