El regreso a clases después del periodo de vacaciones representa un desafío para los padres que deben decidir que pueden llevar sus hijos como merienda para los recreos. Otro aspecto a tener en cuenta es garantizar una buena hidratación de los niños.
La función de la merienda o recreo en la escuela es proporcionar al niño y adolescente una pequeña cantidad de energía para continuar con su actividad escolar, esta no debe reemplazar al desayuno que los alumnos deben tomar indefectiblemente. El recreo es una pausa que le permite al alumno realizar un descanso en medio de su actividad escolar para luego retomar con mayor capacidad de atención. Es el tiempo donde se realiza la ingesta de la media mañana o la media tarde, dependiendo del horario escolar. Para la merienda es clave proporcionar alimentos saludables, para evitar la malnutrición por exceso y así prevenir el sobrepeso y la obesidad, cuyos números han aumentado en los últimos años tanto en niños como en adolescentes. La merienda no debe superar el 10% del total de calorías diarias. Es importante elegir alimentos nutritivos y fáciles de digerir tales como: frutas de estación, ensalada de frutas (elaborado hasta 3 frutas), yogur solo o con cereal sin azúcar, galletitas sin relleno, maní tostado (sin sal de preferencia), sándwich de verduras y queso, huevo duro, panqueques de banana y avena entre otros. No es saludable “saltarse” esta comida, ya que con esto se logra acumular hambre y duplicar el consumo de alimentos. Cuidado con la deshidratación El calor extremo de nuestro verano hace que la cantidad de agua perdida por el organismo sobrepase la cantidad de consumo habitual. Como padres o adultos responsables del cuidado, es importante proveer a los niños de un termo o botella de agua fresca que puedan llevar a la escuela, así como también debe haber bebederos disponibles en el recinto escolar y de esa manera facilitar el acceso al vital líquido. Esto, acompañado de un hábito de beber constantemente agua a lo largo del día, ayudará a mantener la correcta hidratación. Es determinante enseñar a los niños que no deben esperar a sentir sed para hidratarse, ya que la sed es un signo o indicador de un principio de deshidratación en el organismo. La cantidad mínima de agua recomendada es de 6 a 8 vasos al día; también podría ser agua saborizada con rodajas de frutas. Además, se debe evitar el consumo de bebidas azucaradas y/o jugos artificiales, ya que estos no ayudan a hidratar y carecen de valor nutricional.