El golpe de calor es cuando el organismo pierde el control de la regulación cardiovascular principalmente y eso ocurre cuando hay una diferencia entre 12 o 15 grados centígrados de temperatura entre los ambientes en el que nos movemos, alertó hoy el cardiólogo José Ortellado, viceministro de Rectoría y Vigilancia de la Salud.
“Si uno se encuentra en una habitación climatizada con 20 grados de temperatura y luego sale del sitio y va a otro ambiente, donde la temperatura es otra, con una diferencia de 12 a 15 grados, es probable que el organismo actúe desregulado, sufriendo un bajón de presión, porque el calor baja la presión, ya que se agrandan las arterias. Si no se está bien hidratado, eso inmediatamente supera más del 10 % de disminución de la presión arterial y hace que llegue menos sangre al cerebro”, explicó el doctor Ortellado. Agregó que los síntomas inmediatos del golpe de calor son mareos, náuseas e inclusive pérdida de conocimiento. Durante el día a día, a veces pueden ser otros los síntomas que se manifiestan por la exposición directa al sol, como por ejemplo dolor de cabeza inexplicable, malestar, sueño fácil o a veces se pueden presentar calambres. “Al presentar calambres son efectos por pérdidas de electrolito y pérdida de potasio. Ocurren apenas con movimientos normales y son síntomas del calor”, destacó. Refirió además que se debe estar atento si se comienza a tener palpitaciones, náuseas, sueños muy intensos y agudos. “Eso ya significa que sobrepasó las medidas de control del organismo, entonces, a partir de allí, se puede decir que se está entrando en un golpe de calor. Y en la insolación, que es una exposición más directa al sol, el paciente suele presentar fiebre sin tener una causa aparentemente infecciosa. Empieza a tener una temperatura elevada, puede tener convulsiones que es lo más grave. En ese sentido, el sistema nervioso central ya está comprometido y puede derivar en la muerte”, manifestó el especialista. El viceministro Ortellado pidió tener especial atención con las personas adultas mayores. “Ellos deben tener una hidratación controlada, porque si dependen de ellos mismos no van a tomar agua; entonces, es importante que el que esté a cargo de esa persona constantemente le hidrate o pueda controlar que en el día esté tomando más de un litro y medio de agua”, destacó.